Jueves 9 de octubre
"Pero nosotros hemos aprendido en 1980 a hacer nuestra lucha, pero si el gobierno una baja más existe que se atenga a las consecuencias, demasiada humillación hemos recibido ya de este gobierno ¡basta ya de humillaciones". Eran las afirmaciones de un vecino alteño ante los acontecimientos del segundo día de paro cívico en El Alto el 9 de octubre de 2003: el contingente del Sindicato Mixto de Trabajadores Mineros de Huanuni, llegó a Senkata, en el ingreso a El Alto, siendo apoyado por vecinos que intentaron unirse a la movilización que debería llegar a la ciudad de La Paz, en medio de una ola de movimientos impulsados por muchas organizaciones sociales (la CSUTCB, la FSTMB, la COB, la FEJUVE, la COR, entre las más representativas).
La columna central de la marcha fue rodeada por efectivos policiales y militares mientras trataba de avanzar. Dijeron los del gobierno que el trabajador minero José Luis Atahuichi murió por un mal manejo de dinamita, y los testigos oculares del hecho afirmaban que había sido "volado" literalmente por una granada de guerra que usó el ejército. De Ramiro Vargas dijeron que era un ladrón, pero en realidad era un vecino que había ido a apoyar a la columna minera reprimida por las fuerzas del estado, y que recibió un balazo en la cabeza, una bala proveniente del arma de fuego de algún policía o militar.
Estas muertes, como tantas otras que sucedieron después, provocaron la salida aún más masiva de los vecin@s alteñ@s, frente a la militarización de El Alto, reclamando la nacionalización e industrialización del gas, y rechazando la respuesta absolutamente violenta que el estado daba a los vecinos.
Esa noche mientras se velaba y lloraba a los dos fallecidos, se gestaba una masacre de grandes dimensiones, que se desató los días siguientes...
No hay comentarios:
Publicar un comentario