lunes, 2 de diciembre de 2013

Una deuda histórica (EL ELN Y EL CASO DE L@S ASESINAD@S Y DESAPARECID@S LOS 60 Y 70) y la busqueda de justicia

Una deuda histórica
EL ELN Y EL CASO DE L@S ASESINAD@S Y DESAPARECID@S EN LOS 60 Y 70

Con 40 años de ausencia y búsqueda, de persecución e indiferencia, tras tres huelgas de hambre, con agresiones y hostigamientos, con una golpiza de por medio, el pasado 25 de noviembre Marta Montiel, toma las oficinas de la Defensoría del Pueblo, en la ciudad de La Paz, en una huelga de hambre...otra vez por justicia!

El día que la entrevistamos, fuimos testigos de la violencia ejercida contra la medida de protesta de la compañera, desde la repartija de comida cerca de la sala donde se encontraba, hasta la revisión exhaustiva de visitas y material que ingresa. Con un pijcho y unos cigarros que joden a los oficinistas, recordándoles la inexistencia de justicia, Marta nos cuenta su largo camino en el desmantelamiento del caso Teoponte, la búsqueda de los restos de su padre y. la justicia que no llega.




Tirso Montiel Martínez
Combatiente del Ejército de Liberación Nacional

La guerrilla y la generación de los 60 y 70

Tirso Montiel, ex carabinero chileno de ascendencia mapuche, junto a varios jóvenes chilenos, argentinos, peruanos y bolivianos, entre otrxs, partieron hacia Alto Beni (La Paz) para continuar la lucha del Comandante Ernesto Guevara en Bolivia. Teoponte y las regiones aledañas, se convirtieron entonces en el teatro de operaciones del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la lucha que sostuvo éste contra el hambre, los soldados, y los oficiales militares -entrenados en y por Estados Unidos para torturar y matar a guerrillerxs y destrozar movimientos populares, campesinos en Latinoamérica-.

Desde esta calurosa y ya selvática zona a 300 kilómetros al norte de la ciudad de La Paz, y cientos de kilómetros más lejos de la tierra donde nació y vivió Montiel, salió la noticia que su hija Marta, supo tiempo después:

"Este proceso empieza precisamente el `70 cuando yo tenía 8 años y me he levantado a la media noche a ver que mi abuela estaba llorando viendo el informativo, y he quedao pegada en la pantalla del televisor cuando decían que a mi papá le habían matado acá, que había muerto en la guerrilla…"

 Dicen que el gobierno del general Ovando, llegó a desplegar, en cierto momento, 500 soldados por cada guerrillero, y se ha confirmado que los aviones militares arrojaron NAPALM desde las alturas contra los “elenos”. Una parte de la juventud revolucionaria y de izquierda de los 60 y 70 en Bolivia y muchos otros países, quedó marcada indeleblemente con la lucha y las ideas que planteaban Che Guevara y luego el ELN; apostó su vida en el retorno a las montañas, que había anunciado Inti Peredo.

A la próxima generación, la de Marta Montiel, le quedó vivir todos los años temibles de la noche pinochetista en Chile, el Plan Cóndor y la bota militar. Con la impronta de la guerra librada por su padre en Bolivia, Marta comenzó a participar de la resistencia a la dictadura:

"De ahí se albergó eso de ya venir acá, algún día, después ya bueno vino la dictadura en Chile, se hizo más difícil, dictadura aquí, dictadura allá, a los 15 años ya tenía responsabilidad política en la resistencia en Chile, empecé a luchar allá de los 15 años, ya tenía ya juicio, me entere la primera vez porque mi papa murió cuando mataron a una mujer embarazada en la calle los milicos en Chile , le atravesaron el vientre con la bayoneta y no quedando tranquilo el webón con eso de atravesarla, sino que ella murió instantáneamente la mamá, pero la wawa en el vientre le empezó a saltar así, y este desgraciado, va el milico y le hace así con la bayoneta a la wawa, yo ya estaba… llegue verde a mi casa, así empecé , ahí es donde comprendí por la cual mi papá cayo aquí. En lo primero que milite fue en la juventud Miguel Enríquez"

Las torturas que vivió paradójicamente en la denominada época democrática en Chile[1], son las huellas que llevan cientos de personas detenidas y torturadas no únicamente ahí, sino en todos los países que vivieron dictaduras abiertas o disfrazadas:

"A los 17 años tuve mi hijo y empecé la universidad y yo con siempre el propósito de venir algún día a Bolivia, (…) perdí a mi compañero que lo mataron en Chile, nos despedimos en la mañana y ya no volvió más. El 90 caigo detenida yo, justo cuando llega la pseudo democracia en Chile caigo yo detenida, y estoy un año… por la ley antiterrorista, la ley de control de armas y explosivos, me juzga la fiscalía militar y al final bueno la tortura padezco, me dejan inválida, con escoliosis, tengo secuelas de escoliosis y discopatía y tengo también la esterilidad en los órganos genitales. Después de eso salgo de la cárcel, con el firme propósito ya de venir acá a Bolivia, pero lo primero tenía que hacer era caminar, rehabilitarme salir de las muletas, volar todo el cuento de la violación en la tortura, todo eso, es un trabajo que tienes que irte limpiando, no es así rápido (…) Me demore 2 años y medio en caminar como lo estoy haciendo ahora"
 
Como unidos por una misma raíz de ideas y batallas, lxs hijxs de lxs desaparecidxs o muertxs en las épocas dictatoriales y los caídos en combate en los núcleos guerrilleros, comienzan de diversas formas, otra ruta de una lucha general: la búsqueda de los restos de sus familiares.


Una deuda histórica

Según Marta Montiel, a su padre lo asesinaron los soldados que lo capturaron vivo, con machetes le destrozaron el cuerpo, le echaron sal en las heridas y lo dejaron ahí, dándole una ráfaga de balas luego. Recalca que no fueron simples tropas sino sobre todo el Alto Mando del ejército y grupos especiales como los Rangers, que recibían clases de tortura de sus maestros yankees, los Boinas Verdes.

"Decir que los soldados, gente del pueblo que va a hacer por ley el servicio militar tienen la culpa de los crímenes de Teoponte es una barbaridad, los soldados en primer lugar no fueron a la escuela de las Américas como Lince[2]"
 
La investigación sobre el paradero de los cadáveres de los guerrilleros, así como de los casos de lxs perseguidxs y desaparecidos políticos de las dictaduras, es una deuda histórica pendiente, así como lo es la investigación, esclarecimiento, identificación y juicio de / a los culpables de masacres y delitos de lesa humanidad, genocidio (en su variante "masacre sangrienta", como es el caso de Sánchez de Lozada). Esto es de interés no únicamente de los familiares de lxs desaparecidxs, asesinadxs o torturadxs, sino de todo el pueblo que ha luchado durante decenas de años contra las dictaduras, y contra las imposiciones neoliberales hasta ahora.

En esta búsqueda que identifique a los militares responsables de la muerte de los guerrilleros, y el paradero de los restos de su padre, Marta llega por primera vez en 1994. Acompañada de dos militares, uno conocido por ser un torturador (Raúl Solano Medina, involucrado en el secuestro del Diario del Che) y el otro de inteligencia, realiza un mes de excavaciones en las montañas. Sin resultados, Marta se va para volver inmediatamente en septiembre del mismo año ya con la firme tarea de hacer una investigación exhaustiva, e internarse en el terreno que vio morir a su padre todo el 94-95:

"Para marzo del 95 ya sabía dónde estaba mi papá y algunas tumbas más, pero quedaba por aclarar las otras, eso duro hasta octubre del 95 cuando llego a La Paz con datos de sepulturas confirmadas y doy a conocer a agencias de prensa, en esos días el general Vargas habla donde está El Che”

Marta tiene que salir y volver a entrar clandestinamente del país, asegura, por amenazas directas de la embajada norteamericana, y no es hasta el 2006 que confiada en que el gobierno de Evo Morales viabilizaría la entrega de los restos de su padre, empieza el segundo proceso de investigación:
 
  "El 2008, se abre el caso de Teoponte, con nombre de los guerrilleros, empiezo a entregar pruebas, mapas, certificaciones, menos nombres, por que hicimos un compromiso debido a que en el tiempo de Jaime Paz Zamora cuando fue a sacar a su hermano vinieron dos indígenas a decir donde estaba los restos de Néstor, y luego ambos aparecieron degollados en el monte."

Sin embargo la apertura del proceso no hizo más que enfrascar la búsqueda en la burocracia, irregularidad, corrupción y retardación de la justicia boliviana. Este proceso fue develando encubrimientos forenses[3], complicidades fiscales, negligencias e irregularidad típicas con las que cualquier persona que busca justicia debe enfrentarse. Afirma Marta:
"Los forenses ni siquiera habían sacado pruebas de ADN a los restos. A los doce cuerpos rescatados no se dieron certificados de muerte; el gobierno no se responsabilizó de su movilidad y repatriación. El Fiscal Fiorilo se negó a llamar a declarar a testigos contra Lince alegando “ay doña Marta que quiere que venga el lince y me mate?”. En ninguna informe anual del alto comisionado salen informes de exhumaciones y eso que son casos de detenidos desaparecidos, por ejemplo estaban los huesos ahí de un compañero rodeado de casquillos de balas, yo no soy abogada pero era fácil darse cuenta que murió por fusilamiento y la forense, sin la presencia de una fiscal (otra irregularidad) saca los huesitos y ordena se desaloje"



Las agresiones y la huelga de hambre

Esta obstinada búsqueda le ha causado una serie de persecuciones, amenazas y agresiones. El 2010 tras revelar el nombre, apellido y alias del asesino de su padre, empezó a recibir mensajes de textos a su celular bajo amenazas de muerte. Pero lo más grave llego hace unas semanas atrás, cuando tras dar colaborar a un reportaje para La Razón (23 de octubre) dando, entre otros, nombres de militares implicados, fue víctima de una golpiza y amenazas de muerte

"La entrevista salió el 23 de octubre, su sábado estoy caminando por el montículo y me encuentro con una persona que cada vez que se encontraba conmigo toca el celular. El martes por la noche, voy bordeando el montículo cuando siento que alguien me agarra del pelo me jala y me tira la cabeza y la cara contra la pared fuerte!, perdí el conocimiento al tiro, despierto y estaba entremedio de dos hombres, adentro de un vehículo, lo único que me dijeron era que no tenía que hablarle más a la prensa, que si lo volvía a hacer me iban a matar. Yo no sé qué me hacen allí, no podía ver bien porque la sangre me tapaba, tenía la vista nublada, quería sacarme la sangre para verlos pero los tipos me agarraban las manos, queriendo que la sangre me tape los ojos. Después siento que me botan del vehículo y me dejan en la calle desmayada."
      "Esa agresión dio rabia, por el sentido de la forma cobarde,   por   solo pedir justicia, por señalar a los culpables, por estar haciendo un favor aquí a la justicia, que te amenacen, te persigan y pongan en peligro tu vida como en los mejores tiempos de dictadura, secuestro a familiares en pleno siglo XXI ya no debería ser. Eso encaro bronca y vino la decisión de hacer algo al respecto."

 
  Marta Montiel, que ha ingresado en su séptimo día de su medida de protesta, ha redactado 10 puntos de demanda para levantar esta huelga de hambre, entre las cuales esta; se le den garantías, se detengan estos amedrentamientos, se inicie la inspección ocular y trabajo de campo en Teoponte, se desclasifiquen los archivos y destituya autoridades que entorpecen el proceso (Patricia Santos y Carlos Fiorilo[4]):

"Yo no me voy a quedar tranquila, no soy de las familiares que se va ir con su huesito a casa, a mí me van a tener que dar con la identidad, con la causa de muerte, con el criminal, me lo tiene que poner al frente yo no voy descansar hasta que el Lince este en la cárcel, junto con los 50 militares, hasta que haya juicio y castigo a los culpables."


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Notas

[1] El caso de Marta Montiel y otrxs otros presxs políticxs en Chile, se halla documentado por Amnistía Internacional: http://www.amnesty.org/es/library/asset/AMR22/003/1991/en/b4e976f3-ee4b-11dd-9381-bdd29f83d3a8/amr220031991es.pdf
[2] El Lince es el alias del teniente Javier Hinojosa Valdés.
[3] Es el caso de las denuncias contra el forense Doctor Antonio Torrez Balanza, quién siendo director del Instituto de Investigaciones Forenses el 2010, fue acusado con documentación por haber sido parte como médico forense, de los castigos y torturas a detenidos políticos en los casos de las guerrillas Comisión Néstor Paz Zamora (CNPZ ) y el Ejército Guerrillero Tupak Katari (EGTK), en los 90. Así también se lo mencionó en las denuncias de irregularidades sobre los certificados forenses hechos por médicos forenses designados por Torrez, en el Caso Masacre del Porvenir del 2008.
[4] Ambos, fiscales a cargo de los procesos más emblemáticos de Estado, todos obstruidos por retardación de justicia: Caso Chaparina, la Calancha, Caranavi, Ñancahuazú, Teoponte, montaje caso Terrorismo del 29 de mayo.
mayo, entre otros.

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