sábado, 25 de enero de 2014

Muerte a los nuevos faraones, ¡contra la autoridad y su mundo, en todas y cada de sus asquerosas formas!

Es el interés de ambos – del ejército y de la Hermandad Musulmana -agitar las tensiones y sembrar el miedo y el odio entre la población. Ambas instituciones lucharán por el control del Estado mientras la sangre de la gente abarrota las calles…

Coletivo Tahrir-ICN

Los hechos de los ultimos días son el último paso de una sucesión de hechos por los cuales los militares podrán consolidar su poder, apuntando a la muerte de la revolución y a un retorno al pasado Estado policial/militar. El régimen autoritario de la Hermandad Musulmana tenía que ser alejado. Pero el régimen que lo sustituyó es la verdadera cara de los militares en Egipto – no menos autoritario, no menos fascista y con certeza más difícil de deponer. La masacre llevada a cabo por el Ejército contra lxs simpatizantes de Morsi en las plazas Nadha y Raba’a dejó cerca de 500 muertos y unos 3000 heridos (las cifras son del Ministerio de Salud, las cifras reales son, probablemente, mucho mayores). Fue un acto pre-orquestado de terrorismo de Estado, con el objetivo de dividir a la población y llevar a la Hermandad Musulmana a crear más milicias para vengarse y protegerse. Esto, a su vez, permitirá que el ejército considere que todxs lxs islamistas son terroristas creando así un “enemigo interno” en el país, causando que el ejército mantenga el régimen militar en un permanente estado de emergencia. Los militares persiguen hoy a la Hermandad Musulmana, pero perseguirán también a cualquiera que se atreva a criticarlos en el futuro. El ejército ya declaró el estado de emergencia por un periodo de un mes, dando a la policía y a los militares poderes excepcionales e imponiendo un toque de queda obligatorio en muchas provincias de 6-7 horas, durante el mismo periodo de tiempo. Esto da al ejército vía libre para reprimir cualquier disidencia. Es un retorno a los días antes de la revolución, cuando la ley de emergencia estaba en vigencia dese 1967 y permitió una amplia represión y negación de las libertades. El carácter del nuevo régimen es claro. Hace sólo unos días 18 nuevos gobernadores fueron nombrados, la mayoría de los cuales sale de las propias filas del ejército, la policía o incluso de lo que quedó del régimen de Mubarak. Hubo también un ataque contra los trabajadores que continúan en huelga en defensa de sus derechos (como el reciente ataque del ejército y el encarcelamiento de metalúrgicos en huelga en Suez). El régimen militar también está en busca de activistas revolucionarios: periodistas fueron apalizados y encerrados; los extranjeros han sido amenazados al ser testigos de cualquier acontecimiento represivo. Los medios locales y globales cuentan medias verdades y publican narrativas construidas como soporte de una agenda política. La contra-revolución está en plena marcha y sabe cómo quebrar la unidad del pueblo, dividiendo para vencer. En los últimos dos días ha habido un aumento de represalias sectarias, con más de 50 iglesias e instituciones cristianas atacadas. El ejército y la policía no fueron vistos protegiendo estos edificios de la comunidad cristiana. Es el interés de ambos – del ejército y de la Hermandad Musulmana -agitar las tensiones y sembrar el miedo y el odio entre la población. Ambas instituciones lucharán por el control del Estado mientras la sangre de la gente abarrota las calles… Condenamos las masacres en Raba’a y Nadha, los ataques contra lxs trabajadorxs, activistas y periodistas, la manipulación del pueblo por aquellxs que se disputan el poder, y los ataques sectarios. Para que la revolución pueda continuar la población debe permanecer unida en su oposición a los abusos y a la tiranía del poder, contra quien sea que lo dirija.
¡Abajo los militarses y Al-Sissi!
¡Abajo los herederos del régimen de Mubarak y la élite empresarial!
¡Abajo el Estado y todo el poder para las comunas autónomas!
Coletivo Tahrir-ICN

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